jueves, 4 de octubre de 2012

El Diseños de altos Vuelos


Este hombre, que nació en El Cairo y luego se trasladó a Canadá con su familia, empieza sus días con una taza de café fuerte, responde los correos mientras toma el desayuno y luego camina tres cuadras desde su casa -un loft en Manhattan, Nueva York, donde vive con su esposa, Ivanna- hasta su oficina.
Allí lo esperan otra taza de café y una larga lista de actividades. "Probablemente trabajo en el diseño de 15 proyectos en un día", cuenta Rashid, quien no para de pensar en sus diseños, incluso en los ratos libres.
Sin embargo, su momento preferido es cuando está en la oficina, con su equipo de trabajo, donde creó la colección Ottawa, para BoConcept. A propósito de este proyecto y de su vida, Rashid habló con EL TIEMPO.
¿Qué lo motivó a diseñar?
Cuando tenía 7 años, fui a la 'Expo 1967' en Montreal casi todos los días, con mi padre y hermano. Vi un mundo utópico que estaba siendo formado por gente como Buckminster Fuller, Saarinen, Colani Luigi, George Nelson, André Courrèges, Marshall McLuhan, Isaac Asimov, Philip K. Dick, Pierre Cardin, y tantos otros; ese era el mundo en el que yo estaba esperando crecer. Luego, cuando tenía 11 años, visité el espectáculo 'Domestic Landscape' en el Moma, de Nueva York, y me enamoré del diseño radical italiano, y esto le dio impulso a mi deseo de diseñar y dar forma a nuestro mundo futuro.
Después de tanto tiempo, ¿cómo hace para crear nuevos objetos?
Tengo más ideas de las que una compañía podría producir. Observo perpetuamente, analizo y disecciono todas las cosas a mi alrededor. Pienso y boceto profusa y constantemente. Me motiva el deseo de embellecer el mundo a través del diseño.
¿Por qué cree que el diseño puede cambiar el mundo?
Nuestras vidas se elevan cuando experimentamos la belleza, la comodidad, el lujo, el rendimiento y la utilidad juntos, sin problemas. Hoy en día, el diseño debe demostrar su valor y generarnos condiciones de vida más agradables, más cualitativas y estéticas. El diseño debe hacernos evolucionar y mejorar la sociedad (...). Debemos enfocarnos en cómo podemos hacer nuestro mundo más hermoso, sostenible, funcional y fluido.
Entre todos sus ámbitos creativos, ¿cuál es el que más le gusta?
No tengo ninguna preferencia. Quiero tocar todos los aspectos de nuestra existencia. Últimamente, he estado trabajando mucho en diseño de interiores, y también con los espacios públicos. Lo que me gusta de trabajar con la arquitectura y el espacio interior es que tengo la oportunidad de influir en las personas, cómo interactúan, y en lo que las emociona. Al mismo tiempo, me encanta realmente el diseño de objetos cotidianos. Además, mi lenguaje de diseño siempre está evolucionando y cambiando en función del sector, la tipología, la marca y la mejor solución para el proyecto específico.

De los objetos que ha creado, ¿cuál es su preferido?
No ha habido un proyecto favorito, sino más bien un viaje de construcción. Puedo recordar la satisfacción que sentí cuando diseñé la silla Garbo y la silla Oh para Umbra, en los años 90. Me encanta cuando mis ideas se materializan en forma de productos que son un diseño accesible, de alta calidad y utilizable en el día a día. Luego, cuando terminé el Semiramis, en Atenas, el cual fue mi primer hotel, sentí un maravilloso sentido de logro. Se suman el trabajo con el hotel Nhow, en Berlín; la estación de metro de Nápoles, y el jarrón Bobble, que hace juego con la botella de agua Bobble.
¿Cuáles son los objetos de Karim Rashid que considera más útiles para la gente?
La botella de agua Bobble será un fenómeno global. En todo el mundo es importante la conservación. El costoso envío de agua de manantial es un perjuicio enorme para la Tierra. Beber directamente del grifo utilizando plástico libre de BPA ayudará a ahorrar cientos de botellas a la vez.